Milicianos talibanes/@EP
Se veía venir, pero no tan rápido como se ha producido. Nos referimos a la entrada” triunfal” de los talibanes en Kabul, sin resistencia, con huida del presidente afgano y con la comunidad internacional lamentándose e intentando sacar a sus compatriotas del infierno. Las libertades, los derechos del pueblo afgano han quedado suspendidos. Quienes más van a sufrir al gobierno autoritario y antidemocrático del régimen son sin lugar a dudas las mujeres, sin olvidarnos de los niños/niñas. Unos derechos que habían recuperado en el 2001, cuando se puso fin al denominado Emirato Islámico.
Aunque algún portavoz de los talibanes afirmaban - para dar la imagen de moderación, pero es mentira- que las mujeres podrán trabajar y estudiar, siempre de acuerdo a las “normas islámicas” y que su vestimenta no se limitará solo al burka. No podrán tener vida pública, y no podrán salir a las calles sin sus maridos o guardianes. Es un retroceso para las mujeres que están reviviendo por segunda vez las leyes de los talibanes.
Muchos se preguntan por el papel que ha jugado el ejército afgano que contaba, antes del asalto en Kabul, con 300.000 efectivos, frente a los 75.000 de los talibanes. Hay que recordar que EEUU había invertido 83.000 millones de dólares en dos décadas para entrenar y equipar a las fuerzas afganas, lo que significa que pudieron frenar los avances de los talibanes. ¿Qué sucedió entonces? pues que sus miembros estaban desmoralizados por la retirada de las fuerzas extranjeras, falta de suministros: no recibían comida, en algunas ciudades, las tropas no habían percibido sus pagas desde hacía más de seis meses. Por estas razones a las que hay que sumarles el miedo, muchos soldados y unidades enteras prefirieron desertar o rendirse. Por el contrario, los talibanes han perfeccionaron sus estrategias y les resultan cada vez más efectivas. Son muchos años de lucha y terror lo que han estado llevando.
No todos los afganos han tirado la toalla, mujeres y hombres han protagonizados manifestaciones de repulsa que como era de esperar han sido represiaradas con contundencia por los asesinos talibanes cuyos dirigentes viven a todo lujo mientras sus tropas campan a sus anchas, como se ha podido comprobar a lo largo de todos estos años de guerra.
Con el control total de la capital afgana, el jefe talibán Baradar Akhundan, salía de Qatar camino de Kabul donde se dice que será el próximo presidente del país. Akhund que estaba “exiliado” en Qatar tras salir de la prisión en Pakistán, gracias al presidente Trump, contaba con el apoyo del régimen qatarí que siempre ha jugado un papel muy interesado en este y otros conflictos. Hay que recordar que Qatar invitó a los talibanes a crear una oficina política en Doha, en el 2013, contando con la bendición de Washington. Fue en esa ciudad donde en el 2020 se firmó el famoso tratado de los talibanes con EEUU para la retirada de sus tropas de Afganistán. Algunos catalogan el acuerdo como histórico, pero otros en cambio hablan que durante este año de "tregua" tras la firma del tra tado ha servido a los talibanes para ir ganando tiempo a la vez que ocupando poblaciones.
Qatar, si EEUU no reconoce al régimen talibán, va a tener difícil sus relaciones con el nuevo gobierno talibán. También no hay que olvidar que a finales de este año se van a celebrar el campeonato del mundo de futbol, si alguien no lo remedia, después de las más de ocho mil muertes que se ha cobrado la organización entre sus trabajadores por la falta de las minimas condiciones de protección. ¿Seguirá el mundo mirando para otro lado por el papel de Qatar con los talibanes?. El dinero lo puede todo y seguro que muchos miran para otro lado, caso del PSG muy de actualidad por el fichaje de Messi, cuyo propietario del club es un jeque qtarí.
La comunidad internacional no puede dejar a la suerte de los talibanes al pueblo afgano que ya está sufriendo los efectos del régimen de los talibanes que han quitado de un metrallazo todos los derechos por los que han muertos miles de soldados de tropas extranjeras que han estado ahí durante años para defenderlos del régimen del terror que representan.
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