El pasado 4 de enero se cumplieron 30 años del golpe de Estado contra el presidente Carlos Andrés Pérez. El autor del mismo era el militar Hugo Chávez, que le costó dos años de cárcel, pero fue indultado por el presidente Rafael Caldera, sucesor de Pérez. Una vez fuera de la cárcel se dedicó a la política En el año 1998 ganó las elecciones y las sucesivas hasta su fallecimiento en 2013. Luego lo sustituyó su alumno aventajado, Nicolás Maduro.
Con Chávez había empezado “la revolución Bolivariana” que a día de hoy sigue de la mano de su sucesor, Maduro. La democracia en Venezuela se ha ido transformando en una dictadura y ha llevado a más de 8.000.000 de venezolanos a marcharse de su país por la represión del régimen. Además del deterioro económico y social al que ha llevado Chávez primero, y Maduro después, a un país rico en materias primas, como el petróleo, pero del que solo sacan beneficios económicos el presidente, su familia y su corte celestial.
Todos conocen la situación de los políticos de la oposición, de las personas encarceladas, de las muertes y de las sanciones que muchos países han impuesto al régimen bolivariano. Maduro no respeta los derechos humanos, campa a sus anchas y dice y hace lo que le viene en gana. La verdad es que el conductor de autobuses metido a dictador millonario - como todos ellos- sigue arengando a sus seguidores con unas intervenciones televisadas de varias horas que aburren hasta a las ovejas. Pero a él le funciona con sus seguidores. Ya decía el viejo profesor y político, Enrique Tierno Galván, que “en política se está en contacto con la mugre y hay que lavarse para no oler mal”.
Estos días Maduro ha vuelto a ser noticia tras la inesperada reunión mantenida en Caracas con una delegación estadounidense de “alto nivel”, según Maduro que calificó a la misma como “respetuosa, cordial y muy diplomática”. Según el dictador, han “acordado trabajar en una agenda amplia, temas de interés. Me pareció importante poder conversar cara a cara temas de máximo interés de Venezuela y el mundo”. Sorprende que con el nivel cultural que tiene el presidente venezolano pueda hablar de algo diferente a lo que conoce, que no es mucho.
La oposición venezolana y medio mundo se ha quedado con la boca abierta ante el paso que ha dado el gobierno de Joe Biden de enviar una delegación a reunirse con el mayor enemigo - lo ha manifestado públicamente en más de una ocasión- que tenía hasta hace pocos días. El motivo no es otro que sustituir el petróleo que suministraba Rusia a EEUU por el de Venezuela. La crisis producida por la invasión rusa a Ucrania está haciendo temblar, entre otras muchas cosas, los suministros de petróleo y gas. La crisis energética es un hecho a corto o medio plazo. Pero la pregunta es, ¿no hay otras alternativas? ¿Alaska, por ejemplo? La alta política tiene demasiados entresijos nada claros ni al alcance de mentes “normales”. ¿La operación iniciada por Biden significa que se van a relajar las sanciones a Venezuela?
Los efectos de la reunión en Caracas se han visto al día siguiente donde, como gesto de “buena” voluntad, Maduro ha dejado libres a dos ciudadanos americanos que tenía encarcelados.
¿El cambio de actitud del gobierno de Biden y la receptividad de Maduro hace prever que algo está cambiando? ¿Qué opinará su amigo del alma Putin de esta actitud? Recordemos que hace tan solo 9 días Maduro expresó públicamente su fuerte apoyo a Putin y que iban a continuar con la colaboración con Rusia. No hay que olvidar que, tras las sanciones, Rusia ha sido su gran apoyo. Tampoco hay que olvidarse que la cúpula del régimen de Maduro tiene depositados en bancos rusos oro y grandes fortunas. Además de que, en el 2019, para evitar las sanciones, el gobierno de Maduro trasladó la oficina de la petrolera estatal PDVSA de Lisboa a Moscú para tener mejor controladas toda la cuenta de petroleras, del oro, minerales y metales y que pueden estar ahora en peligro.
Mientras la cúpula del régimen bolivariano se enrique a manos llenas, más de 8.000.000 millones de venezolanos tienen que marcharse y los que se han quedado lo están pasando realmente mal. Pero eso no importa . ¡Ya decía Napoleón que nada va bien en un sistema político en el que las palabras contradicen los hechos”.
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