Descubren altas densidades de tortugas, ballenas y delfines en las costas del Baix Llobregat
Durante esta campaña, se avistaron 88 tortugas, 15 ballenas, 10 grupos de calderones grises y 2 zifios de Cuvier, además de cachalotes y delfines
Los biólogos de Submon han realizado exhaustivas investigaciones en la parte norte del Corredor de Migración de Cetáceos del Mediterráneo, que abarca desde el Delta del Ebro hasta el Cap de Creus, entre las cuáles se encuentran las costas del Baix Llobregat, cubriendo miles de kilómetros tanto por vía aérea como marítima. Estos esfuerzos han arrojado resultados impresionantes, revelando una "alta densidad de animales" en una extensión de aproximadamente 32,652 kilómetros cuadrados en la parte norte de este corredor. En este mes de octubre cabe recordar que apareció el cadáver de un delfín en la costa del municipio de Castelldefels.
En el transcurso de las investigaciones, los expertos han logrado avistar y detectar acústicamente una gran cantidad de especies, incluyendo centenares de cachalotes, delfines listados, calderón gris y zifios de Cuvier, así como tortugas marinas, incluyendo una especie tan rara como la laúd (Dermochelys coriacea), que rara vez se observa.
Destaca la presencia de 116 cachalotes, incluyendo crías, lo que representa una cifra significativa, según Carla A. Chicote, codirectora del proyecto. Además, el proyecto Cetamed Norte, llevado a cabo por Submon, ha revelado la preocupante existencia de una gran cantidad de basura en la zona.
El objetivo del proyecto, realizado en colaboración con investigadores de la Universidad de Barcelona (UB), es ampliar el conocimiento sobre la distribución y abundancia de cetáceos, tanto de buceo profundo como de especies más comunes, en el Corredor de Migración de Cetáceos del Mediterráneo.
Este corredor fue declarado Área Marina Protegida por el Estado y en 2020 se incorporó a la Red de Áreas Marinas Protegidas de España (RAMPE) debido a su importancia para hábitats y especies amenazadas, así como por su contribución a la conectividad. Se considera un corredor vital para la supervivencia de los cetáceos en el Mediterráneo Occidental.
Uno de los principales desafíos para la gestión y conservación de la biodiversidad marina en esta región radica en la falta de información sobre el estado de las poblaciones. Para mejorar la conservación de estas especies, que están protegidas a nivel nacional e internacional, es esencial conocer tanto su presencia como las amenazas que enfrentan.
El proyecto, respaldado por la Fundación Biodiversidad del Ministerio de Transición Ecológica en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia financiado por fondos Next Generation, tiene como objetivo proporcionar datos que ayuden a comprender mejor las especies y las amenazas a fin de gestionar eficazmente la zona. El proyecto ha consistido en dos campañas de investigación, una aérea que abarcó 4,000 kilómetros y otra marítima que cubrió 2,000 kilómetros, utilizando la metodología de "muestreo a distancia" con transectos lineales realizados por avioneta y barco.
La campaña aérea se llevó a cabo en mayo, coincidiendo con la migración del rorcual común, la segunda ballena más grande del mundo, que se alimenta en esta área en su ruta hacia el Mar de Liguria, entre Niza y Córcega.
Durante esta campaña, se avistaron 88 tortugas, 15 ballenas, 10 grupos de calderones grises y 2 zifios de Cuvier, además de cachalotes y delfines. La campaña marítima se realizó en junio con la participación de ocho científicos. Los transectos aéreos se complementaron con transectos acústicos que utilizaron un hidrófono de arrastre, un micrófono sumergible, que permitió detectar especies de cetáceos de buceo profundo, que son más difíciles de identificar en los censos aéreos debido a sus prolongadas inmersiones.
Mediante este sistema, se detectaron 116 cachalotes. Además, se avistaron 156 grupos de delfines listados, lo que representa una densidad muy alta de avistamientos, especialmente sorprendente en el caso del cachalote, ya que en años anteriores estas cifras no se habían registrado. En total, se identificaron siete de las ocho especies de cetáceos presentes en la zona. Además, se avistó una tortuga laúd, que es la tortuga marina más grande del mundo, con una longitud de hasta 2.3 metros y un peso promedio de alrededor de 600 kilos. Ninguno de los científicos a bordo había tenido la oportunidad de ver una antes.
Sin embargo, la expedición también reveló la presencia de una gran cantidad de residuos marinos en la zona, con alrededor de 1,200 avistamientos de basura flotante de diversos tamaños y materiales, siendo el plástico el componente predominante. Los expertos analizarán el grado de amenaza que representan estos desechos para la fauna del área protegida. Se estima que unos 700 ejemplares de especies en peligro se ven afectados por los desechos plásticos, desde pequeñas piezas que ingieren hasta aros de envases de bebidas que los estrangulan o bolsas que pueden asfixiarlos.
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