Este lunes se celebraba la tercera sesión del juicio de Laura Borràs por presunta corrupción cuando dirigía la Institució de les Lletres Catalanes, entre 2013 y 2018, y aun no estaba metida de lleno en política. No ha sido un buen día para ella si se tiene en cuenta que solo había trascurrido unos pocos minutos cuando Isaías Herrero, ex informático y excolaborador de ella, la acusaba de haber fraccionado los contratos para otorgarlos a dedo. Una confesión que ha dejado a la actual presidenta de Junts en una situación más que complicada delante del presidente del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC), Jesús María Barrientos y que abre la puerta a una posible condena de seis años de cárcel y 21 de inhabilitación por adjudicar 18 contratos por el mismo sistema: fraccionar los contratos en cantidades que no superasen los 18.000 euros .Cuantías que contempla la legislación para adjudicaciones directas, sin tener que celebrar concurso público. Es un sistema que se aplica con demasiada frecuencia en las administraciones…
La ley siempre ha sido clara: está prohibido trocear contratos grandes para pasarlos por menores y otorgarlos a dedo a las empresas “favoritas”, sin tener en cuenta la ley ¿Por qué se hace? Porque de esta manera se evitan un concurso y todo lo que ello conlleva: transparencia en el proceso, presentación de numerosas empresas, etc. Tras la última reforma de contratación de hace un par de años las exigencias son mayores: está prohibido firmar más de un contrato con la misma empresa si, sumadas las cantidades, estas superan los límites de los contratos menores. ¿Se aplica ahora? Parece ser que no, sino que alguien se entretenga en mirar unas cuantas administraciones de todo tipo. No se llevará ninguna sorpresa.
Pero volviendo a la presidenta de Junts, que por cierto será la última en declarar, viene manifestando desde que salió a la luz el escándalo que ella es inocente y que es una persecución política. Le quedan unos cuantos días de seguir tragando saliva ante las declaraciones de Herrero - y algunos más- que en la mañana de este lunes, ha explicado con todo lujo de detalles las consignas de Borrás de cómo debía fraccionar las cantidades y de la necesidad de presentar tres ofertas comparsas para que todo pareciera que se ajustaba a ley.
El problema de Laura Borrás es su prepotencia e irresponsabilidad. Siempre se ha creído por encima de la ley, cubriéndose bajo la bandera del independentismo y aprovechándose de sus cargos institucionales para saltarse a la torera cualquier cosa. La falta de respeto institucional, la denigración de la institución a la que representaba, - la última, la presidencia del Parlament, segunda institución de Catalunya- creyéndose impune ha ido en aumento pensando que sus actos y declaraciones no iban a tener consecuencias: era la reina de la política catalana, la intocable. Tanto es así que, aun a sabiendas, o quizás por eso, fue cabeza de lista en las últimas autonómicas. Se hizo- por congreso- con el control de su partido y cuando se la creían felices, le llega el juicio - tarde como siempre, pero llega- y vuelve con la cantilena de que lo suyo es un juicio político, nada menos cierto. Ni la CUP ni ERC piensan que eso sea así. Por eso, en lo que se creía un paseo triunfal en su presencia en los tribunales, no ha recibido el apoyo de ninguno de ellos. Hay un refrán popular que dice: “Vanidad exterior, es indicio de pobreza interior”.
A la espera de la sentencia, en su propio partido la dan por amortizada. Desean que ella dé el paso atrás. Candidatos a sustituirla hay, hasta el propio Puigdemont hace meses que la ha abandonado. Borrás se tendrá que ir a su casa y dedicarse a seguir dando clases. Nadie la echará de menos y unos cuantos compañeros estarán encantados de su marcha. Junts tendrá que hacer un nuevo planteamiento y esperar que pasen las elecciones municipales para ver cómo les va. El ejemplo lo tenemos en el candidato a la alcaldía de la capital catalana, Xavier Trías, la gran esperanza de recuperación, pero el discurso ha cambiado bastante. A partir de ahí se abre una nueva etapa en Junts. ¿Será posible? Sin Borrás sí, aunque aún quedan algunos talibanes por corregir.
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