La Fiscalía Superior de Catalunya ha presentado este lunes una querella contra el actual presidente del Parlament, Roger Torrent, y otros tres miembros de la cámara catalana por presunta desobediencia al Tribunal Constitucional (TC)
Lo sucedido ayer en el Parlament de Catalunya podría formar parte de unas de las historias de la escritora inglesa, donde los acontecimientos se han precipitado de una forma extraña ¿o no?, con el presidente Torra como protagonista de los sucedido.
Si por casualidad, el Parlament acata la decisión del TS, el conflicto está servido en el Govern, donde las cosas no andan nada bien desde hace ya demasiados meses, y llevaría a la convocatoria de unas nuevas elecciones.
Señorías -sin acritud- quédense con la sabiduría popular que encierra hoy nuestro modesto titular: El Parlament de Catalunya no es una taberna.
Toni Comín el rápido, hace ya algún tiempo que cambio de producto: ha pasado de ERC a JuntsxCatalunya, el partido de Carles Puigdemont, donde hasta hace poco tiempo le ha estado ejerciendo de mayordomo moderno.
Esta situación puede catalogarse como los cien metros lisos de los independentistas. Sus contrincantes: la justicia, el gobierno, los partidos de la oposición y el sentido común que tanto está faltando en este grave e irresponsable desafío.
Los personalismos, que en el fondo ocultan un interés para asegurase privilegios, sueldos, y notoriedad, no dejan avanzar las negociaciones.
La imagen de Puigdemont tomando unas cervezas en Bruselas con un grupo de personas, lo insensato de su postura, su actitud personalista que está por encima de la ciudadanía, y esa Catalunya que él dice defender, no gusta nada a los republicanos