Estamos en el siglo XXI, los avances en diferentes campos están siendo espectaculares, en el mundo avanzado, pero ¿estos avances han sido también en la igualdad de derechos entre hombres y mujeres?. Parece que no, porque como decía Simone de Beauvoir “el problema de la mujeres siempre ha sido un problema de hombres”. No hay que engañarse, las mujeres no han avanzado tanto como algunos quieren hacer ver. Las mujeres se han integrado al mundo del trabajo, pero los hombres, la mayoría de ellos no lo han hecho en el terreno del ámbito familiar: los hijos y las tareas domésticas parecen que continúan siendo parte inherente al sexo femenino.
La brecha salarial, los puestos de responsabilidad en cualquier esfera siguen en manos de los varones. La discriminación sigue estando presente en todos los terrenos.
La precariedad laboral perjudica especialmente a las mujeres, las cifras canta por si solas. El 75% del empleo a tiempo parcial corresponden a mujeres. Sus salarios son menores un 16% a igual trabajo. Lo mismo sucede con las pensiones que también son inferiores.
La presencia de mujeres en la vida política, es un reflejo de lo que sucede en el resto de los espacios. Las listas electorales están encabezadas por hombres- hay poquísimas excepciones- .Solo hay que repasar las mujeres que encabezan las listas al Congreso de los Diputados, ninguna. Hasta ahora el gobierno no ha estado presidido por ninguna mujer. La ley de paridad se cumple en los papeles. Qué decir de los consejos de administración de las empresas donde la presencia es simbólica. No se ha podido romper el llamado "techo de cristal" que frena a las mujeres a ocupar todos los espacios: el social, el laboral, el económico… Se continua manteniendo el estereotipo sexista. A las mujeres se les exige más trabajo, con salarios menores. La brecha salarial no es teórica, sigue siendo la práctica habitual.
El 38% de las mujeres que mueren en el mundo es como consecuencia de la violencia de machista. Entre el 40-50% sufren acoso en sus puestos de trabajo. Podríamos ir añadiendo datos que son incompresibles en estos tiempos “modernos”.
La mujer en la sociedad musulmana es privada de sus derechos fundamentales, políticos y sociales debido a los tratos discriminatorios, de inferioridad. Está sometida al hombre y a la familia, privándola de participar en los espacios públicos. Todo ello se justifica en nombre de la religión y la tradición.
Un grupo de mujeres feministas de Irán, denominado “Mi libertad furtiva” llevan unos años desafiando al gobierno de su país, reclamando sus derechos, sin miedo a las represiones.
Este 8 de marzo, va a marcar un antes y un después en la lucha de las mujeres por la igualdad de derechos. La mujer no será libre mientras siga habiendo mujeres sometidas. La solidaridad debe ser una alinea constante.
Este 8 de marzo, las mujeres no se van a quedar en casa, van a ocupar las calles para gritar todas juntas que sus derechos se siguen vulnerando.
"La mujer será realmente igual al hombre el día en que se designe a una mujer incompetente para un puesto importante". Decía François Giraud, político americano del siglo XIX.
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