Estas elecciones autonómicas esbozan el interés ciudadano por saber si cuarenta años de gobierno socialista son ya suficientes para gobernantes y gobernados o si, por lo contrario, a los herederos de Blas Infante les quedan todavía ganas de convertir en verdaderos los datos del Chef Tezanos en "su último CIS". No es de menor calado esta curiosidad electoral, ya que cualquiera de los dos resultados posibles tendrían consecuencias políticas de gravedad en el mapa partidario estatal.
Como siempre, las jornadas de campaña se presentan apasionadas y agotadoras para los candidatos y sus respectivos equipos de campaña, menos para Albert Rivera, al que su don de la oportunidad le ha vuelto a jugar una mala pasada, enviándolo a la enfermería por una inoportuna lesión sufrida en un partido de tenis, que le ha dejado a los pies de los caballos de sus adversarios.
Y como no hay un día sin maldad informativa, sale a la luz de las encuestas el más que probable escaño que conseguirían los ultraderechistas de VOX en la casi olvidada Almería. Un muy llamativo aviso para navegantes que en la Junta sociata plena de lumbreras sevillanos no aciertan a comprender, pero que es muy fácil de explicar, tras tantos años de desganas y olvidos.
En la patria de David Bisbal, muchos aun recuerdan cómo en la inicial configuración del mapa de las Autonomías se había pensado incluir a Almería en la Comunidad de Murcia, donde los almerienses podían por afinidad lingüística y empresarial encontrar mejor acomodo a su histórica marginación regional. No pudo ser, y el paso del tiempo ha llevado a mucha gente a radicalizar su postura marcando una línea roja, en este caso más bien azul, a ver si ya, de una vez por todas, se les toma en serio y se atienden las necesidades vitales de los almerienses que están más que justificadas.
Como hay varios días de campaña y los acompañantes de los candidatos son de naturaleza lenguaraz, les seguiremos contando cosas que les puedan interesar, especialmente por lo mucho que tenemos en común con aquellos miles de andaluces que han emigrado de su tierra y que siempre la tienen en sus pensamientos aunque ya no vivan en ella.
Quiyos, ¡va por ustedes!
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