Los problemas de la Asociación de Vecinos Albarrosa
No por las obras que se están haciendo en el barrio, ninguna por cierto, sino porque la junta de la misma, en un acto de chulería, presentaó su dimisión en la asamblea extraordinaria que se celebró el pasado sábado en sus dependencias.
A veces, los problemas se justifican con el tiempo meteorológico que todo lo lía. También, que las cosas se solucionen o vayan a peor suele ser cuestión de tiempo, como las manzanas que caen de los árboles cuando están maduras. Así de simple y sencillo, no hay que darle vueltas. No olvidemos que hay gente que le da tantas vueltas a las cosas que consiguen marearse ella y no a los que iba dedicado este ejercicio. A estas rara avis les suelen llamar "retorcidas", por decirlo finamente. Vamos a hablar de Albarrosa, el barrio de Viladecans que en peores condiciones está de la ciudad/pueblo como dice el eslogan de la nueva campaña de nuestro querido ayuntamiento.
La Asociación de Vecinos Albarrosa, esa, como otras, cuyo objeto social son: fiestas, festejos comilonas y bailongos para tener entretenidos al personal, anda revuelta. No por las obras que se están haciendo en el barrio, ninguna por cierto, sino porque la junta de la misma, en un acto de chulería, presentaó su dimisión en la asamblea extraordinaria que se celebró el pasado sábado en sus dependencias. Los motivos de su dimisión "express" es que recibieron unas cuantas críticas. No estaban acostumbrados, porque los críticos se han dado de baja por no ser más reivindicativa en sus mejoras del barrio tan abandonado. Claro que la presidenta, persona de paja de la anterior, Rosa, -madre de una regidora y suegra del que cierra, abre, grava y mangonea en la asociación como si fuera su casa-, no sabe, ni quiere enfrentarse a su antecesora, que a su vez, por sus lazos fraternales, tampoco desea llevarse mal con el ayuntamiento y su concejal de barrio, Richard el “ocupado”, y que no responde a los correos de los vecinos.
Con este panorama, al final, los socios se han revelado y la junta, muy digna, presentó la dimisión esperando que le iban a suplicar que se quedaran, que eran imprescindibles. Pero no, la gente quiere otra junta más beligerante con el consistorio, más reivindicativa y que se preocupe por la situación del barrio. Que exijan la retirada de los postes, que no les impongan comisiones a dedo y se lo traguen porque en ella hay una nutrida representación de la junta de la Asociación.
Pues bien, creemos que los intrépidos dimisionarios ya están arrepentidos del arrebato del sábado “noche” y está pensando en dar marcha atrás. ¿Le dejarán los socios? Sería una ocasión desaprovechada para dar un cambio radical a la asociación que nació con otros objetivos. Eso no quiere decir que se tengan que eliminar fiestas, festejos, comilonas y bailes, sino que además de eso, hay que hacer lo otro: reivindicar mejoras para el barrio, no para algunos de manera personal. Ojala haya suerte y salga una nueva junta más sana y que cuente con todos los vecinos, sean socios o no.
Hay que abrir las ventanas, echar unos cuantos por la puerta y dejar que entren aires nuevos, y que los luises, rosas y compañía se vayan una larga temporada a contemplar las playas de Viladecans. Ahora que pueden hacerlo y hay un paso para llegar a ella
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