El ayuntamiento de Sant Vicenç compra la edificio histórico de Can Costa

La junta de gobierno local de Sant Vicenç dels Horts ha aprobado la compra de Can Costa, el inmueble situado en la calle Nou, 13-17, por un total de 758.000 €. 

El Ayuntamiento ha tenido en cuenta el gran valor histórico y arquitectónico de esta casa para impulsar su adquisición y, sobre todo, que el edificio se encuentra en una ubicación estratégica en el centro histórico del municipio, limitando con la Biblioteca Municipal Les Voltes y el Forn Romà. 

"Este emplazamiento abre un gran abanico de posibilidades para utilizar el edificio con fines culturales, estableciendo sinergias con ambos equipamientos", aseguran desde el ayuntamiento. En este sentido, no se descarta que pueda haber hallazgos arqueológicos en la futura actuación de remodelación de Can Costa, a consecuencia de los restos romanos del siglo I d.C. encuentros hace 14 años, cuando se empezó a construir la biblioteca.

En los últimos años, el consistorio ha usado Can Costa en diferentes eventos culturales, con especial relevancia en el caso de las rutas literarias ambientadas en la novela El canto del carbonero, que narra un episodio de la Guerra Española del 1936- 39.

El hecho de que la propiedad tuviera la opción de derribar la casa y construir viviendas hizo decidir al equipo de gobierno iniciar los trámites de adquisición el año pasado, ya que si Can Costa no pasaba a manos públicas existía el riesgo de perder un inmueble que ha sido testigo de la historia moderna de Sant Vicenç dels Horts.

Can Costa fecha de 1870. A pesar de que actualmente no cuenta con ninguna protección singular, la vivienda se incluyó en el catálogo de patrimonio aprobado provisionalmente por el Ayuntamiento en el año 1989 y en el inventario de patrimonio de 2006. En ambos estudios ya se aconsejó su protección y catalogación. Según un informe del Archivo Municipal, Can Costa forma parte del conjunto de edificios de viviendas históricos del centro de Sant Vicenç dels Horts y destaca como un de los más grandes. También es relevante la composición de la fachada principal, al estilo del Eixample de Barcelona.

Según la familia Costa, su deseo ha sido asegurar el futuro del edificio como bien patrimonial, a pesar de que tenían la opción de derribarlo y construir un edificio de hasta tres plantas, de la que podían sacar un mayor provecho económico. La familia ya vendió a un particular una masía documentada del siglo XVI que da nombre al barrio de Can Costa y desde el Ayuntamiento no se quería perder ahora la oportunidad de mantener patrimonio arquitectónico.