Ya es sabido que en campaña electoral se promete lo que no hay escrito, incluso construir un puente donde no hay un río, dicen. Las personas saben que muchas cosas de las que se apuntan en la batalla por conseguir votos, no se cumplen. Está permitido un porcentaje de mentiras, no todas, las mentirijillas piadosas. "Cuesta poco prometer, lo que jamás se piensa, ni se puede cumplir", se suele decir popularmente.
Lo preocupante del asunto que denuncian los cabezas de lista de los partidos políticos que ya están gobernando o lo han hecho anteriormente es que prometan cosas que no están cumpliendo y que acusen a los adversarios de otras que tampoco ellos hacen.
En la internacional Barcelona, la que es más conocida en el mundo que la propia Catalunya, la campaña está siendo dura por lo ajustado de los resultados, según sale en las encuestas.
La actual alcaldesa, Ada Colau, la gran esperanza de los excluidos, cuyo poder adquisitivo es precario, no ha cumplido sus objetivos, ni mucho menos. Desde que ella está al frente del ayuntamiento, hay más personas durmiendo en las calles, llevan meses y ahí continua como si ya formara parte del paisaje urbano que muestra la carencia y "agilidad" del ayuntamiento en promocionarles un lugar donde cobijarse con la dignidad que cualquier persona tiene derecho. ¿Políticas sociales? Solo cuando la campaña aparece, salen las promesas como setas, a sabiendas que no se van a cumplir.
Desde hace muchos años, las calles del centro de Barcelona, las más concurridas de la ciudad, a primera hora de la mañana, se podía ver en ellas al equipo de limpieza barriéndolas y a continuación un vehículo que las regaba para limpiarlas y quitarles el olor a orines de la noche anterior. Con la entrada del gobierno de Colau, esa buena y saludable costumbres se ha dejado de realizar. Las consecuencias, calles sucias, malolientes, llenas de motos y lo más grave, de personas que necesitan atención social... Situación que no se entiende, porque dicen que la prioridad de este gobierno municipal eran las personas.
Es realmente indignante que se siga prometiendo cosas que no se cumplen, sobre todo aquellas que afectan a las personas, la vivienda, la limpieza y que dejan a la Barcelona moderna, humana e internacional muy tocada en su imagen.
Si el centro de la ciudad que muestran las fotos publicadas en este diario, es el modelo de ciudad que tiene Ada Colau, apañados están los que viven en ella y los que acuden como turistas a pasear por sus calles. "Lo convenido, debe ser cumplido", dice un refrán popular.
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