Tenemos un Ministro de Ciencia, Innovación y Universidades que continúa ejerciendo de astronauta, cuando más falta hace que desempeñe con entusiasmo sus obligaciones ministeriales. Apenas hace unas horas ha regresado de la cara oculta de la Luna para emitir un comunicado que, ni soluciona nada, ni tampoco intimida a los violentos que han tomado las universidades catalanas como si esos templos de la inteligencia fueran la Comisaria de Vía Laietana en la barcelonesa calle del mismo nombre.
Pedro Duque ha estado en la pasada y presente semana flotando en el espacio de lo inconcreto para eludir sus responsabilidades por las que percibe el mismo sueldo que el Ministro del Interior del gabinete socialista. Es, por decirlo claro, el sociolisto del gobierno del Reino de España que mantiene un perfil manifiestamente indigno, cuando su obligación es fajarse en público con el problema independentista, protegiendo a los estudiantes que quieren ir a clases y, sobre todo, no metiendo en cintura a aquellos Rectores cobardes que se han plegado a las exigencias políticas del Govern Torra, que nos ha sumido a miles de catalanes, primero en la preocupación, ahora en el miedo a la seguridad de nuestras familias y pronto en la ulsterización de nuestra convivencia diaria, con lo que ello comporta.fasc
Ayer, viendo por televisión la salida victoriosa de los mitad estudiantes, mitad CDR, saliendo de la Pompeu i Fabra tras impedir la entrada de sus compañeros con violencia evidente, me acordé de la frase de Unamuno cuando ante un auditorio que le era hostil por fascista, dijo aquello tan conocido del "venceréis, pero no convenceréis". A continuación, el Decano de la Facultad de Derecho me devolvió algo de la confianza perdida cuando, mediante un comunicado oficial, abría las puertas de la Facultad en nombre de la libertad de cátedra, que nunca ha debido permitir que se perdiera el Ministro astronauta a quien, en esta crisis tan grave, no se le ha visto por Catalunya.
Estamos solos, los constitucionalistas catalanes estamos solos, y en esa soledad debemos afrontar las desdichas que nos traiga el futuro. A los de mi quinta solo nos queda, mientras podamos, denunciarlo públicamente y, sobre todo, cueste lo que cueste, quedarnos aquí luchando por una democracia que, diga lo que diga el Presidente de Gobierno Pedro Sánchez, aquí ya no existe.
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