En estas fechas el espíritu navideño se apodera de nosotros, lo queramos o intentemos ignorarlo o disimularlo. Pues incluso entre los más gruñones de entre nosotros, también hay momentos donde se disfrutan estos días. Somos así, es nuestro carácter y donde se ponga una fiesta por delante que nos quiten “lo bailao”. Aunque ahora toque ser fiesteros “Covid-corresponsables”. Y os sugiero que anotéis bien esta palabrota final “Covid-corresposables” porque será nuestra fiel compañera durante muchos meses más.
Aprovechamos las navidades para llamar a los que están más lejos, o simplemente para charlar con los que tenemos más cerca, y lucecita a lucecita, se nos ilumina la mirada frente a los adornos de calles, escaparates y hogares o nos reconfortan el estómago los dulces más esperados o directamente los más valientes cogen sus álbumes de fotos para darse un atracón de nostalgia. También hay quién aprovecha para montar belenes, decorar árboles o escribir postales que nos emocionan durante días porque para alguien fuimos así de importantes y nos regaló su tiempo y mejores frases. ¿Os imagináis lo que os describo?.
Queremos dejar atrás este difícil 2020 y que el próximo año contemos con las fuerzas suficientes para hacer frente a todo lo que se nos viene encima. Y tengo la certeza de que lo afrontaremos con todas nuestras ganas tras el año que dejamos atrás.
Estas Navidades “con restricciones” nos saben amargas digámoslo en voz alta. Las recibimos echándole muchas dosis de ilusión, incluso impostada, porque en muchos hogares la cosa no está ni para fiestas ni grandes dispendios, pero donde una sonrisa y una mano amiga siempre son bienvenidas. Y aquello que más nos consolaría el calor de un abrazo y la dicha de unos besos tenemos que aparcarlos sino somos grupo burbuja, y ni con esas, porque querernos mucho y bien, este mes de diciembre significa amarnos desde la distancia más cercana. ¿A qué me entendéis?.
Es duro, es difícil, es injusto, no nos lo merecemos y, sin embargo, tenemos algo que todavía conservamos, incluso quién os escribe, VIDA. Estamos llenos de vida y es la que nos acompañará, esperemos que sí, los próximos 23 días que nos quedan de diciembre.
Es la vida la que nos reconforta y es nuestro principal motor, por lo que pase lo que pase, quiéranse y felicítense por estar vivos, porque hay que empezar el año desde lo importante, la vida, desde donde todo comienza y es posible. Y les invito a hacerlo sin complejos sin procrastinar ni remilgos ni quejas. ¡Estamos vivos! Siéntanlo durante un buen rato, cerremos los ojos y respiremos con todas nuestras ganas, porque hay días en que parece que de lo rápido que pasa el día se nos olvida, lo básico, que ¡estamos vivos!. Y estar y sentirse vivo, a nadie quiere ni puede ofender, porque la vida es lo que nos toca en suerte al nacer y lo que hagamos con ella depende de nuestra sola decisión.
Queridos lectores quiero finalizar el último artículo de este año dándoles las gracias por estar en estos momentos leyéndonos, a pesar de las penas, los pesares y las dificultades, sois admirables. Quiero expresaros mi más profundo agradecimiento a cada uno de vosotros. Hemos llegado hasta aquí juntos y en el camino ha habido de todo, pero sin duda lo mejor ha sido que llegamos juntos. Gracias.
Para acabar recordad que la vida nos pertenece también este mes de diciembre y en sus últimos días de este 2020, disfrutad del primero al último. Pasad las mejores y más responsables fiestas que os sean posible asumir, a cada uno desde donde esté, con lo que pueda porque al final de cada día todo suma al cómputo colectivo y vamos a ser los campeones de la responsabilidad en este diciembre de Covid.
¡Felices fiestas campeones!
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