Un polígono industrial es un no parar económico y tiene un trasiego que dificulta muchas veces la mobilidad de las ciudades. En Viladecans tenemos todavía la fortuna de contar con un lugar estratégico como es el que ocupa ahora mismo el Polígono Centro.
Desde 1976, hace ahora 41 años nada se ha hecho más que pequeñas tiritas urbanísticas en las más de 40 hectareas de este poligono, donde no se ha invertido dinero público en su mejora durante este tiempo, ni un mero mantenimiento mínimo de infraestructuras urbanas.
Hablar en el año 2017 de dotar a las empresas de acceso a internet de fibra óptica suena a broma pero es cierto. Tener que escuchar que el alcantarrillado produce problemas a las empresas cuando llueve más de lo debido llama la atención pero es la verdad. Que todavía hay naves con uralitas tóxicas que tienen que ser cambiadas es una realidad. Si caminas por sus calles interiores sus aceras son solo un vestigio de lo que pueden ser y no son y la mala iluminación y los robos están a la orden día.
Es normal, por ello, que con solo con estas pequeñas cosas cualquier ayuntamiento quiera acometer mejoras. Lo que no lo es que con esta excusa se cargue un plumazo buena parte del suelo industrial para incorporar frentes de viviendas a excasos metros de un polígono industrial lleno de vida y puestos de trabajo. Estas reparaciones se pueden realizar sin construir pisos, sin cambiar el sentido de las calles. Y la ampliación de usos de las naves sin hacer un plan urbanístico que afecte a 40 hectareas. Sí se puede hacer, todo el mundo lo sabe, pero tiene que haber voluntad de hacerlo y creemos importante ser quienes alcen la voz y digan la verdad de las cosas. Esa que cuando se pronuncia o se escribe solo algunos escuchan con atención y se lamentan de tener un gobierno durante 30 años haciendo y deshaciendo a su antojo a base de mayorías.
Un verdadero proceso participativo tiene que ver con que las decisiones sean colectivas, con que la información sea recibida por todos al mismo tiempo y en el mismo momento, con que nadie diriga los procesos sinó que estos se autogestionen. En Viladecans los procesos participativos son de cara a la galería, como lo ha sido el del Polígono Centro, donde cuando se apagan las luces el proyecto que queda no dista mucho del inicial en lo esencial: destrucción de suelo industrial en beneficio de suelo urbanizable, apertura de calles en cubo de botella, movimiento de compra venta de suelo.
Muchos saben y pocos cuentan. Pero la realidad es que al final el tiempo siempre da la razón a quienes la tienen y pone a cada quién en su lugar. En Viladecans si se puede, creemos que con paciencia todo llega. Así que paciencia.
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