La polémica del radar de Viladecans
El Ayuntamiento y la casa Mohn de autobuses tienen dos versiones distintas de lo que ocurre aunque aún no hay nada seguro.
Casi 30 conductores se han quejado
El suceso con el radar de Viladecans está trayendo cola. La historia empieza desde verano de 2016, según informan desde el Ayuntamiento, y no ha creado polémica hasta este último caso.
Después de que casi treinta conductores se quejaran de que el dispositivo había puesto multas incorrectas, el Ayuntamiento y la casa Mohn se han puesto investigar.
Por una parte, el consistorio asegura que el cinemómetro ha sido revisado y verificado metodológicamente por la empresa Applus, también conocida por la gestión de ITV.
Desde el Ayuntamiento aseguran que el radar funciona perfectamente.
Por otra parte, la casa Mohn se muestra neutral aunque entiende la postura que han adoptado los trabajadores y esperan que se pueda revelar el funcionamiento del aparato.
Además, fuentes de la empresa afirman que, tras la utilización de la tecnología S.A.E., se ha podido comprobar que, en algunos casos, el autobús estaba parado con las puertas abiertas cuando el radar tomó la foto.
VERSIÓN OBJETIVA
Conductores de autobús de la empresa Mohn aseguran que el radar de control de velocidad que hay delante del centro comercial Vilamarina de Viladecans tiene un "funcionamiento anormal".
Más de una veintena de chóferes habrían sido multados por exceso de velocidad y "varias multas son para una velocidad de 89 km/h cuando, por limitación mecánica, los buses no pueden superar los 80 km/h".
Además, detallan que desde la ubicación del radar y hasta la parada del autobús hay "unos 47 metros", por lo que consideran que "es imposible conducir a esa velocidad, ya que no se podría frenar en la parada".
Los conductores, con el apoyo del comité de empresa y de la misma compañía han reclamado ante el Síndic de Greuges y la AMB después de que no haya prosperado ninguno de los recursos presentados.
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