Este fin de semana ha estado cargado de actos políticos relevantes. Mientras la izquierda de la izquierda vitoreaba a Yolanda Díaz como la futura "presidenta" de nuestro país. En l'Hospitalet el presidente Pedro Sánchez participaba en el encuentro municipalista de los socialistas catalanes, dejándose ver también en Abrera para ver "in situ" las obras de la B-40.
Díaz repartió "biquiños" y "superabrazos". Y endulzó, entre otros, los oídos de "su partner" en Catalunya, Ada Colau, por "haber llevado a Barcelona a ser referente internacional" según dijo. Y la actual alcaldesa barcelonesa se emocionó con el cumplido público, a lágrima viva, en un redondo espectáculo impostado, en donde Podemos y su plana mayor no participaron oficiosamente. En un acto medido más de este teatrillo político muy de izquierdas: de echarse de menos a dos metros de distancia mientras se hacen manitas por debajo de la mesa. Muy al estilo Pimpinela, vamos, entre viejos conocidos.
Aunque lo cierto es que allí estaba Jessica Albiach, el delfín de Pablo Iglesias en Catalunya, que atenta seguía el acto con sonrisa incorporada y aplauso dispuesto. Ubicada cerca de sus otrora compañeros de fatigas de Más País, con los que nunca han dejado de compartir camino, Rita Maestre e Iñigo Errejón. El pacto en Catalunya está más que rubricado y ejecutado y el avispado gallego Borja San Ramón de Podemos Galicia con su presencia daba su apoyo incondicional a "su paisana" de sumar para "sumarse al carro". Una piscina a la que todos se tiran con paracaídas porque no está llena de tanta agua para que floten todos los que en ella quieren meterse. Las lágrimas de Colau son las de quién se sabe fuera y se quiere dentro porque es sabido que las victorias son de todos y las derrotas solitarias.
Y por si os lo perdisteis aquí podréis revivir este "minuto de oro" que Yolanda Díaz dedicó a Ada Colau lleno de puro cinismo político.
Para la mayoría de barceloneses y/o personas que vivimos o trabajamos en la Barcelona de Colau estas palabras nos sonaron a "cuerno quemado". ¿Por qué?, porque no tenemos una ciudad mejor sino que ha empeorado en muchos aspectos imputables a la alcaldesa y sus decisiones "ideológicas".
Es en la parte social, donde esta izquierda de la izquierda - de los comunes que se comieron al Podemos catalán y ahora son Sumar - pincha estrepitosamente en sus planteamientos en la ciudad más importante de Catalunya, Barcelona. Ese partido que dice "Sumar" y abrazar a los que más necesitan y que en realidad son los que más abandonados se sienten. Los servicios sociales de Barcelona son los que más se gastan del país y más críticas reciben de sus propios trabajadores que son los primeros precarizados, son a quiénes no se les cumplen en las nóminas su propio convenio si están externalizados. ¿Curioso no?.
Colau permitió que su concejal favorito Eloi Badia y todos los que quisieran de su equipo de gobierno se presentaran a una ampliación de una bolsa de trabajo del propio ayuntamiento donde gobierna y que ha generado que cerca de 50 trabajadores sociales y educadores se vean ahora en la calle. En un acto administrativo ejecutado con una falta de ética superlativa, dado que ningún sindicato del consistorio solicitó una "ampliación" de una bolsa de trabajo "urgente" de un concurso sin resolver durante 2 años.
Esta es la Barcelona que avergüenza a las personas honestas, que lo de vivir de lo público no entra en sus planes. Pero de la que Yolanda Díaz no hablará en sus empalagosos discursos. Es el momento de las mujeres sí, pero que lo sea, por favor, de las mujeres honestas, "presidenta".
Porque las mujeres que sufren violencia necesitan trabajadoras que las atiendan en las mejores condiciones laborales y que no tengan que anunciar una huelga para que se las escuche. ¿Qué clase de ejemplo da Colau con esta manera de gestionar el área social del Ayuntamiento de Barcelona bajo su entera responsabilidad?. ¿Qué mujeres pueden sentirse protegidas o escuchadas así?. ¿Qué credibilidad tiene alguien así cuando dice que lucha contra la brecha salarial y los derechos de las mujeres?. A mi me parece que ninguna y siendo Díaz, la Ministra de Trabajo debería dar ejemplo y forzar el pleno cumplimiento de derechos laborales en el consistorio de su querida Colau. Porque hay mucha cuchara de palo en casa de la herrera Ada.
Cómo tampoco tienen credibilidad aquellas mujeres que deciden precarizar a las 4.000 trabajadoras familiares que atienden a más de 24.000 personas dependientes en Barcelona, desoyendo que las "illes sociales" son un fiasco. La "sororidad" aquí brilla por su ausencia, el feminismo tiene una venda en los ojos y nada hace pensar en una Barcelona internacionalmente aplaudida, por este claro retroceso en derechos básicos, los de ser atendido desde la calidad y no desde una doble precariedad, la de quienes trabajan y las personas a las que por derecho les pertenecen ser muy bien cuidadas. En la Ley de dependencia los derechos además de ser reconocidos deben poder ejercerse y disfrutarse. Menos lágrimas televisivas o radiofónicas y más hacer lo que toca. Barcelona es sensible y quiere ser gobernada por quién demuestra su especial sensibilidad por los más vulnerables de verdad y la gente en general.
Llorar mucho no convierte a nadie automáticamente en alguien empático aunque pueda parecerlo. Hay quién sin llorar contribuye a la sonrisa de otros haciendo sin descanso en el oceano barcelonés. Quizás este mundo necesita más "Mama Llum" y menos "mamma" Colau. Quizás más "Papás" Ferrans Busquets y menos "Padrinos" Badia. Tendríamos una Barcelona más humana, sana, mejor cuidada y menos contaminada. Tendríamos más de lo que suma de verdad y menos de lo que nos resta.
Quizás un contenedor puede albergar una vivienda temporal pero no es un éxito hacer crecer el parque de viviendas barcelonés contenedor a contenedor. Sí lo hace más estable una vivienda permanente para aquellos que viven en la precariedad habitacional. Es un fracaso por muchos lacitos y sonrisas que se le pinten encima. No debemos renunciar a la calidad al alcance de todos. También la calidad residencial deber ser accesible y vivir en un contenedor, no me parece apostar por la calidad con permiso de la Presidenta que aspira a gestionar un país. Este tipo de "arquitectura de tirita" además requiere de un costoso mantenimiento constante según los expertos. Si la vivienda para quienes no la tienen pasa desde lo público por el reciclaje de contenedores, apaga y vámonos. ¿Qué país estamos construyendo así?. ¿Un país de varias velocidades?.¿Es ése el país donde queremos vivir? ¿De verdad?.
Si Barcelona es el ejemplo a seguir en lo social y en lo urbanístico, con las "superchapuzas" al aire libre, bautizadas como "superilles" no quiero una presidenta así para mi país. No quiero una presidenta así con abrazos y sin abrazos. La verdadera dulzura se demuestra en la calidad que se imprime a los actos, porque las palabras todos sabemos que se las lleva el viento tras un inicial y esperanzador "puedo prometer y prometo".
Yolanda Díaz debería pasearse por la Barcelona real, esa que pisamos la gente que vive y trabaja en esta ciudad otrora orgullosa de si misma y ahora dejada en manos de una ideología la de la izquierda de la izquierda que miente sin descaro, señala sin ruborizarse, grita a placer, amenaza sin medida y riega, riega y riega con el dinero de todos barceloneses, vecinos y empresas a quienes dicen amén a las ideas y proyectos más indecentes sin despeinarse y durmiendo a pierna suelta. En un "todo vale" que sobrepasa al Maquiavelo más puro. Los "salva patrias" o los "salvadores/ras del pueblo" tienden a parecerse en sus actos cotidianos más a Atila líder de los Hunos que no dejaba crecer la hierba por donde pasaba que a Nelson Mandela.
Discúlpeme si cuando la Ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, hace un discurso de campaña cojo una bici y me doy un paseo. Usted que fue escogida a "dedo" y no se baja de ese puesto desde que se lo regaló su amigo Pablo no me hace pensar que represente la palabra esperanza en ninguna de sus acepciones, pero sí todas las del desencanto. El desencanto de diversas generaciones a quiénes las luces de Sumar ya no les atraen como lo hicieron los cantos de sirena podemitas, porque ustedes que ocupan ese espacio político son los mismos todo el rato.
Discúlpeme, Sra. Díaz y compañía, porque quiero y pienso en un país libre y crítico, un país mejor. La abstención se mostrará orgullosamente "outsider" frente a vuestras "milongas presidenciales" . Porque no calla ni otorga, sino que habla alto y claro.
Queridos lectores solo cuando pensamos convertimos a esta sociedad, individuo a individuo en algo mejor.
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