Ha sido un discurso fallido, porque la audiencia presente en el patio de Butacas del Liceo no necesitaba ser convencida por el presidente del Gobierno de España de que Catalunya lo que necesita es encontrarse a sí misma en estos momentos de la historia en que cambiar el rumbo y pactar el futuro se hace imprescindible si es que queremos tener un futuro medianamente pacífico y de progreso.
Diálogo y mano tendida están siendo una mentira maquillada por unos gobernantes que hace mucho tiempo que se han tirado al monte. Presidente, así no. No se puede estar en misa y repicando.
El discurso del Rey llega a destiempo y pierde su valor añadido porque "todos llegan tarde a la cita con la historia" y cualquier solución que se aplique será muy dolorosa en el tiempo que vamos a afrontar y sus efectos durarán varios años.