Manu Brabo: "A la gente le da miedo sentirse vulnerable en un mundo que está así de jodido"
El fotográfo y premio Pulitzer español presenta en L'Hospitalet "Un día cualquiera", un repaso a las imágenes de la guerra que ha cubierto.
Quien se haya acercado estos días al Mercado de La Florida de L’Hospitalet de Llobregat se habrá encontrado en la Sala Polivalente con una exposición llamada “Un día cualquiera” del fotógrafo español, ganador del premio Pulitzer, Manu Brabo. Una exposición que no deja indiferente, pese a su título, pero que tiene mucho significado. En una entrevista telefónica, Brabo nos ha revelado el porqué de este título y las razones que le han llevado al fotoperiodismo de guerra y que le sigue moviendo.
Brabo ha estado desde 2009 en distintos conflictos. Estuvo en Libia, donde fue detenido por las milicias de Gadafi estando encarcelado 45 días, y tras esta experiencia no se ha detenido, ha continuado y se ha acercado a otros conflictos como los de Irak, y Siria. Todo con una finalidad “seguir acercando historias a la gente.
¿Siempre te has querido dedicar al fotoperiodismo de guerra?
Sí, otra cosa es que se pueda. Antes he hecho coberturas deportivas, sobre todo, motociclismo, en lo que estuve cuatro años y medio. Y luego fue hiciendo lo que pillaba. Periodismo de diario, también trabajé en algún editorial, he hecho alguna boda…
¿Cual fue la primera guerra que cubriste como fotógrafo?
Bueno, precisamente cuando estaba haciendo motociclismo iba buscando crecer en esto y estuve en 2007 en Kosovo, 2009 hice territorios ocupados, 2010 estuve en Haití después del terremoto… Y luego ya en 2011 fui a Libia, que diría que es la primera guerra que cubrí.
¿Y cual fue la primera sensación?
Me encontré realmente cómodo, ya había aumentando la intensidad de los conflictos que cubría y me encontraba bastante cómodo. Yo siempre digo que es como esa sensación de cuando entras en una zapatería y te pruebas unas botas y te encaja el pie. Y bueno, al final me quedé bastante tiempo, tanto que al final acabé detenido por las tropas de Gadafi 45 días.
¿Cómo lo viviste? ¿Cuál fue la sensación al salir? ¿Pensaste, "hasta aquí" o con más razón, "quiero más"?
Cuando sales lo primero que piensas en volver a ponerte bien, recuperar un poco tu físico y volver a poner la cabeza en su sitio. A mi de hecho lo que más me preocupaba era no poder estar bien y no poder volver, porque hacer eso era lo que yo buscaba, así que nada, al poco volví para allá.
¿Y una vez otra vez sobre el terreno no te viene el miedo de si va a volver a ocurrir?
Sí, bueno, obviamente puede volver a pasar. Es lo que tiene este trabajo. Los mineros no dejan de bajar a la mina porque haya una explosión de gas. Hay que bajar y hay que bajar.
Lo sabes, lo asumes y no puedes tener ese pensamiento en la cabeza porque sino finalmente te vas a quedar en tu casa. Siempre he querido hacer esto y me parece más tortura dejar de hacerlo que asumir los riesgos.
Varios corresponsales de guerra, lamentan que ahora los Estados en las zonas de conflicto, guían a los periodistas a las zonas que ellos quieren para trabajar, de alguna manera a salvo. ¿Es así?
Lo harán los que aceptan trabajar así. Yo nunca lo he aceptado. Yo los ‘tours’ no los doy, porque siempre hay una alternativa. Sin más. No juzgo a quien los elige, porque salirse de allí implica unos riesgos. Pero bueno, en mi caso, es una tesitura que trato de evitar
¿Cómo es la búsqueda del objetivo y conseguir esas fotos entre disparos, bombas y muertos?
No lo sé, realmente. Te marcas un objetivo y tratas de llegar. Puede pasar que en algún momento vea la cosa muy peligrosa y piense “por aquí no voy a pasar”. Pero obviamente, si todavía sigo aquí es porque no soy un suicidia. Evalúas riesgos y tu condición y ves tus límtes.
¿Hay momentos en los que ante determinadas situaciones has dejado la cámara a un lado y pararte a ayudar?
Obviamente, soy humano y hay momentos en los que decido no fotografiar y echar una mano, como también hay otras en que pasa lo contrario, decides no echar una mano y fotografiar. Yo en ningún momento me he arrepentido ni de lo uno ni de lo otro. Nunca me he arrepentido de hacer una foto cuando la he hecho ni de dejar la cámara colgando cuando la he hecho. Lo que me pide el cuerpo, lo hago.
Es que viendo esas imágenes que se ven en la exposición, uno a veces puede llegar a pensar lo duro que es seguir sacando fotos.
A ver, cada uno asume su posición. Obviamente, hay mucha más gente alrededor mío y mi función es hacer fotografías, no soy un doctor, ni un enfermero, ni un guerrillero… Cada uno tiene si función y si en algún momento alguno necesita una ayuda la ofrezco al que esté a mi lado. Pero sino me dedico a mi tarea que es la de ser fotógrafo.
Y estando cubriendo guerras, de repente, consigues el premio Pulitzer, ¿te lo esperabas?
No, obviamente, no me lo esperaba. Yo simplemente cuando voy a trabajar intento hacerlo lo mejor posible, trato de que mi trabajo impacte, llegue a las conciencias de las personas, informe… que la gente no pueda decir que no lo sabía y todo lo demás, este y el resto de premios, son eso, premios colaterales. Porque si vamos con la mentalidad de ganar premios estamos jodidos, porque nuestro trabajo no va de eso.
Y como profesional que hace estas fotos con el objetivo de que la gente no mire a otro lado, sabiendo que muchos lo hacen y habiendo estado viviendo estas guerras, ¿qué piensas?
Yo no sé muy bien porqué la gente prefiere ignorar este tipo de cosas y no otras. Yo creo que muchas veces la gente al ver este tipo de fotos y de noticias lo que le pasa es que le da miedo sentirse vulnerable en un mundo que está así de jodido. Por desgracia, nos movemos en una sociedad tan egoísta que, ante este tipo de situaciones, la gran mayoría prefiere esconder la cabeza debajo de un agujero, y hasta que no les pase a ellos…
Pero mi intención cuando fotos es que la gente mire y se informe y ojalá que nunca les pase a ellos y nunca tengamos que pedir ayuda al resto del mundo por la situación en la que nos encontremos. Pero nos puede pasar a cualquiera, lo digo siempre. La exposición va de eso. “Un día cualquiera” de ellos, de los que viven la guerra, pero un día cualquiera te puede pasar a ti también.
Y cómo informador, y al haber estado allí, ¿ves que esto pueda terminar?
No, no, no. Ninguna, no tengo ninguna esperanza en que esto vaya a acabar pronto, desgraciadamente. Y seguiremos pagando las consecuencias, de los flujos migratorias, de las políticas proteccionistas, nacionalistas y xenófobas. Y en la Unión Europea todo esto está cambiando, sobre todo, porque llevamos mucho tiempo mirando hacia otro lado y sin hacer nada.
En un mundo que se nos está quedando pequeño, en que está todo tan interconectado, en que los medios de transporte son tan rápidos y un largo etcétera, una guerra en Siria no es algo que sólo afecte a los sirios. Afecta a los Balcanes, afecta a Turquía, afecta a Grecia, afecta a Italia, en Alemania y a todos. A afectado a la UE, a todas las políticas migratorias, a todas las fronteras y en un montón de aspectos. La Europa que conocíamos hace cinco años no es la de ahora y es así por las guerras, precisamente. Esto es una realidad.
¿Y cuando ves como lo tratan los políticos, que muchos se desentienden...?
Me entran ganas de enviarlos a tomar por culo a todos. Pero si los políticos son incapaces de preocuparse por la gente del propio país, cómo se van a preocupar de lo que pasa fuera. En el fondo es lo mismo. Esta gente vive en otra dimensión, en otro planeta y ya está. Juegan en otra liga. Me cuesta creer que sean humanos, a veces.
Y visto en qué ha acabado la Primavera Árabe, que tantos políticos de tantos países elogiaron, pero que han acabado muchas de ellas en conflicto, ¿crees que se debe a intereses políticos? ¿Qué realmente puede llevar a otro sitio?
Bueno, para empezar yo no sé a quien se le ocurrió ese fabuloso nombre de primavera porque ya llevamos varios inviernos. Pero realmente no lo sé. Es un proceso largo que se nos vendió de una manera muy peliculera y que estas cosas traen siempre unas consecuencias.
Cada pueblo y cada región vive sus procesos. Y digamos que el mundo árabe está viviendo un proceso largo, convulso y complejo y en muchos casos, muy sangriento.
En todo caso, creo que es muy pronto para valorar las consecuencias y siento que este proceso todavía está sucediendo. No es lo que presentan. Se ha querido vender esto como una occidentalización del mundo árabe y quizás no era eso. Quizás simplemente es un momento de cambio histórico que va en otras direcciones.
Tampoco es que en Europa no haya pasado, ¿no?
Exactamente. Tu mira a Europa occidental. Empezamos el siglo XX con la Primera Guerra Mundial y en los Balcanes aún hay conflicto, y en el 89 se cayó el muro de Berlín. Los procesos son largos. Hemos estado la primera mitad del siglo pasado matándonos a cañonazos y de allí salió otra cosa. Y volverá a repetirse. Esto es así.
¿Cuál es el último conflicto que has cubierto?
El año pasado, precisamente, en Ucrania. Es una de esas guerras que sigue ahí y nadie habla de ella, pero yo sigo yendo.
Es lo que dices que nos olvidamos que esto puede pasar también aquí u n día cualquiera, sigue pasando en Europa.
Es lo que digo, es que está aquí al lado. Y son blancos, lo digo porque alguna gente se siente más o menos identificada con el color de piel. Y no se trata de ir comparando.
En Salvador están teniendo las guerras con las maras con unos números de muertos cercanos a la guerra civil de 1980. Esto es así. Está muriendo mucha gente, en distintos lugares por diferentes conflictos.
¿Tienes algún proyecto nuevo en mente?
Sí, estoy con un proyecto de un libro y varios proyectos pequeñitos aquí en España, como un proyecto que tuvimos con la Asociación Contra el Cáncer de Mama, que fue un proyecto superbonito.
No te detienes, ¿qué es lo que te mueve?
No lo sé. Seguir aprendiendo de la fotografía que es un mundo muy interesante, así como lo es contar historias. Me sigue estimulando asumir la responsabilidad de acercar historias e informar a la sociedad que me rodea, de revelar lo mal que están otras sociedad y otras comunidades… Cuando todo esto me deje de estimular ya, hablando el lenguaje taurino, me corto las orejas y a tomar…
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