El pasado 14 de enero nuestro diario recogía en su portada unas declaraciones de Felipe González, cuyo titular era meridianamente claro: Felipe González no ve delito de rebelión, pero sí de sedición.
Y lo que entonces, estando Rajoy en el Gobierno de España, pareció una "ocurrencia felipista", ahora ha sido asumido por la Abogacía del Estado en manos de otro ejecutivo socialista, tras un largo periodo de varios meses, en el que ha habido matizaciones de todo tipo, incluidas las de los propios independentistas, que escenifican en público una puesta en libertad sin cargos de sus políticos presos amenazando incluso a través de sus fuerzas de choque, mejor conocidas como" els CDR", con un asalto a las prisiones si la sentencia del Supremo no recoge sus reivindicaciones.
González, en sus declaraciones a la SER que recogimos muchos diarios sentenciaba: "se dan todas las condiciones para ser condenados por un delito de sedición y de malversación de caudales públicos...pero la rebelión es un delito difícilmente probable".
Hoy, los mismos diarios llenamos nuestras portadas como por aquel entonces con la intención de la Abogacía del Estado, o sea el Gobierno Sánchez, de pedir lo mismo que proponía el ex Presidente socialista, especialmente a los suyos. Y, como sucediera en aquel mes de enero pasado, se ha armado la trifulca padre, especialmente cuando están a la vista las Elecciones en Andalucía y luego las municipales, las autonómicas y las Europeas. Avalancha electoral a la que PP y Ciudadanos quieren añadir la madre de todas convocatorias, el auténtico tsunami: las elecciones generales.
Las hemerotecas las carga el diablo, como ha sucedido con esta coincidencia entre líderes socialistas en un periodo tan corto de tiempo. Lo cierto es que lo del controvertido "gesto" ya se ha producido como querían Esquerra y PdeCat, sin que tengamos la sensación de que lo que haga o diga la Abogacía del Estado sirva para que el Tribunal que juzgará a los ahora encausados por el procés le haga el menor caso, especialmente porque tenemos un Gobierno que ha cambiado de opinión cada vez que uno de sus dirigentes opinaban sobre Catalunya. A PP y a Ciudadanos sí que les va a servir para ganar credibilidad ante la opinión pública, ya que se confirman sus sospechas de que Pedro Sánchez quiere seguir en la Moncloa a costa incluso de tener que rectificar.
Para numerosos y prestigiosos juristas, la coincidencia sobre el delito de sedición es razonable, porque propicia, si se aplica, sentencias suaves que invitan, en un corto periodo de tiempo, a un indulto sin sobresaltos, como ya pasó cuando al Gobierno Companys le sentenciaron a 30 años de cárcel por su intentona golpista, durísima condena que la victoria electoral del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936 permitió su libertad. Lo que vino después, solo merece la pena recordarlo por todos nuestros políticos... para no volver a repetirlo... nunca.
Ni derechas ni izquierdas pueden permitirse ya un enfrentamiento cerril que vuelva a dividir a la sociedad española y sacarla de Europa. Veremos si los que apostamos por el diálogo ganamos por primera vez este envite histórico.
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