Hay personas que tienen la habilidad de mantenerse en la vida política suceda lo que suceda. Son como las hojas del bambú que mueve el viento de un lado a otro sin que se rompan.
Esas personas tienen la pericia de cambiar de bando ideológico siempre justificando su postura, como lo más normal del mundo. Las ideologías para ellos están estrechamente relacionadas con los cargos que puedan conseguir. Así se sencillo.
En Catalunya, como en el resto de España, ejemplos de estos especímenes los hay por doquier. Uno de los más significativos y recientes es el de Antoni Comín, el huido a Bruselas y desertor de formaciones políticas cuando no consigue sus propósitos.
La penúltima, su paso, ya se veía venir, al partido de Carles Puigdemont, que lo ha incluido como número dos en las listas a las elecciones europeas, como pago a su "lealtad" y de paso darle en los morros a ERC, que ya hace tiempo había dejado de confiar en él por su acercamiento interesado al presidente de la Generalitat de facto. Todos sabían que esto iba a suceder más pronto que tarde. Conocen al personaje y sus debilidades por el poder, sea quien sea el que mande. Bajo ese halo de intelectual y hombre hecho a la sombra del apellido del que le ha sacado mucho partido ahí está sin inmutarse.
Toni Comín tiene record de pertenencia a partidos políticos, pese a su corta carrera política.
Empezó en la plataforma Ciutadans pel Canvi, donde dio sus primeros pasos como director de campaña y persona de confianza de los hermanos Maragall... No olvidemos que esta plataforma era un apéndice del PSC, pero controlada por la familia del expresidente. Con la pertenencia a Ciutadans pel Canvi consiguió su acta de diputado y su debut en el Parlament. De ahí saltó al PSC y de este, cuando no pudo conseguir sus objetivos, les dio un portavoz y con unos cuantos amigos constituyó Socialisme Catalunya i Llibertat, con la que se acercó a ERC. Hay que recordar que en esa época, la etiqueta de ex socialista era muy apetecible para otras formaciones. Hoy sigue siendo igual.
Comín, en esa época era miembro del centro de estudios Cristianisme i Justícia, lo que le acercó a Oriol Junqueras, hombre de misa. Eso le sirvió para que Junqueras lo incorporara al gobierno de la Generalitat a través de JxSí, como conseller de Sanidad. Fue una etapa en la que quiso darle la vuelta a la sanidad catalana, sin diálogo ni consenso con los sectores afectados, lo que le llevó a graves acusaciones y críticas por parte de aquellos. Algunos llegaron a decir que hasta había hecho bueno a su antecesor, Boi Ruiz.
La decisión de Puigdemont de imponer también los nombres que han de formar parte de la lista a las europeas, en las que aparte de Comín se encuentra Clara Ponsatí, ha hecho saltar a dirigentes históricos de la antigua CDC y los excluidos de las listas que decide unilateralmente Puigdemont.
Marta Pascal no desecha la idea de la constitución de un nuevo partido político. Esta actitud ha sido duramente criticada por el propio Puigdemont, culpable de su marcha de la secretaria general de la formación y de su suplente en el Govern Quim Torra, quien por cierto ha reconocido en una entrevista que consulta a diario a Puigdemont. Nadie ponía en duda que eso fuera así.
Una más de Puigdemont para seguir teniendo protagonismo en los medios de comunicación y de demostrar que él es quien únicamente manda. Es lo normal en los dictadores.
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