La legislatura en Congreso y Senado ha comenzado con los sobresaltos propios de quienes no están acostumbrados al día a día que vivimos en Catalunya una mitad de los ciudadanos que no compartimos la mantra del procés. No es de extrañar pues que a muchos les haya pillado por sorpresa e incluso cabreados lo que han visto en ambas cámaras representativas de la joven Democracia española, que ha dado sobradas muestras de paciencia y flexibilidad ante tantos desmanes políticos de quienes, en el minuto uno en que se aprobó por voto popular la denostada Constitución, han intentado configurar un Estado a su medida sin prestar la menor atención a que la mayoría del país no acepta semejantes embates.
Esta, por lógica política, debería ser la legislatura en que nuestros senadores y diputados -pero sobre todo, Gobierno y oposición- pusieran los puntos sobre las íes para que todo el mundo tenga claro lo que puede o no puede saltarse de unas leyes más justas y consensuadas.
Para los próximos cuatro años la España democrática ha mostrado al mundo, inequívocamente, que la mujer ha llegado, no solo para presidir el Congreso, sino para adueñarse de 166 escaños, que la convierte orgullosamente en la primera Cámara europea en cuanto a número de Señorías Diputadas y, por supuesto, en el ejemplo a seguir por el resto de la sociedad, para que consigamos la igualdad real entre mujeres y hombres de una puñetera vez.
La foto del día, no obstante, no ha sido esa, sino el saludo frío y distante de Pedro Sánchez y Oriol Junqueras, acompañado de un protocolario ‘tenemos que hablar’, que no lleva a ninguna parte, mientras los seguidores de los presos mantengan el discurso victimista que siempre les acompaña, y que los que no estamos de acuerdo con sus teorías rebatimos con el no menos manoseado ‘aquí la única víctima es la Democracia española’, a la que se la ha engañado impunemente desde que se votó la Constitución.
Así que, como queda mucho por resolver y, por lo tanto, en lo que trabajar, comencemos la legislatura con espíritu abierto, poniendo la esperanza en que los políticos sigan la estela de sus votantes quienes, mayoritariamente, han sabido estar a la altura de las circunstancias, incluso pasándolo mal para, de esta forma, repongamos la convivencia social, que es la piedra angular que ponga fin a las hostilidades presentes y futuras.
De momento, el Presidente del Gobierno ya sabe que solo cuenta con 175 votos y que le falta un escaño para que lo invistan con mayoría absoluta. Eso no es malo, porque evita que cuando el Pérez Prado de Ferraz diga: ¡Mambo!, aparezcan tres y el cabo Iglesias dispuestos a convertirse en el genuino "rey del Mambo" del acuerdo pactado de turno.
El domingo tocan otra vez elecciones. No nos cofundamos, porque si volvemos a votar en clave partidaria estatal, algunos políticos mediocres y corruptos que se sientan en nuestros Ayuntamientos van a seguir perpetuándose en el sillón de nuestro Consistorio a cuenta de la estela de las siglas de sus partidos, marginando a aquellas formaciones locales que, sin dinero y compitiendo antidemocráticamente contra los que tienen poder y han hecho favores locales, se presentan también y son los que, en muchas ocasiones, "sí entienden" de lo pasa en nuestro pueblo, con el alumbrado, el paro, las basuras, el ambulatorio que no se ha hecho o la riera que sigue vertiendo aguas fecales al aire libre, por poner ejemplos muy comunes.
Ojo al dato, que esperando el fallo democrático hay muchos vivales que han llenado las farolas del pueblo con su foto. Por cierto, ¿se han preguntado Vds. quién les ha dado ese chorreón de dinero para pagar tanto cartel? Háganlo, les será muy útil el domingo... y el resto del año.
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